22.9.12

No frenes la lengua de los pájaros / Begoña Leonardo

   Groenlandia presenta su nuevo libro de poesía:


“No frenes la lengua de los pájaros”,
De Begoña Leonardo

Prólogo de M. J Romero
Epílogo de Eva Márquez
Arte de José Naverias García \ Felipe Zapico

“En estos contrapuntos se halla la principal característica de la poética de Begoña Leonardo: el haber sabido aunar lo universal y lo particular, la mujer amazona como símbolo y la realidad de mujer niña y mujer amante. Esto no es ninguna nimiedad, pues si algo ha de tener un libro de poemas es una poética propia, original, y bien definida. Condiciones que se ven cumplidas sobradamente en este libro”. (Fragmento del prólogo de M. J Romero)

“Lo que más me asombra de esta poetisa es su capacidad para invadir tu intimidad como lector o lectora, aportando de sí misma todo y nada en el mismo puchero; es decir,  Begoña sabe desgarrarte desde dentro más por lo que no cuenta que por lo que cuenta en sus poemas; su poesía está invadida de mensajes literarios fuertes, contundentes y nada condescendientes, elaborados con el tesón de la paciencia, con la lava ardiente que desprende su experiencia y con una desmedida distancia entre su yo primigenio y su yo poético” (fragmento del epílogo de Eva Márquez).

Ya disponible en el ISSUU y en el SCRIBD.


 Todos los hombres que pronunciaron mi nombre

Los hombres que me amaron
medían el tiempo con una regla de latón
medían el amor con una brizna de hierba
medían el calor con la luz del mediodía
y me contaban cuentos
cuando la luna besaba los labios al sol.

Los hombres que me amaron
no eran los mejores amantes
expertos en kamasutra
no eran los más inteligentes
no eran los más guapos
los más fuertes
los más adinerados
ni unos pobres de solemnidad.
Tampoco eran príncipes encantados,
pero eran elocuentes oradores
en la lengua del silencio
de los espacios entres suspiros
eran matemáticos del ritmo
cogidos a mis caderas
y músicos virtuosos
manejando mi instrumento.

Los hombres que me amaron  estaban de acuerdo
me decían similares piropos
me miraban y reían
casi igual
mentían, mordían
y me prestaban su camisa
casi igual.

Los hombres que me amaron
dormidos susurraban que era bonita...
Todos los hombres que pronunciaron mi nombre
supieron que habían amado a una mujer.

De "No Frenes la lengua de los pájaros"

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