10.4.14

Tres inhalaciones / Luis Miguel Rabanal


UN TAL JAIME GIL NOS HABLA CADA DÍA

Pasada ya la cumbre de la vida
J. G. de B.

Los poetas saben de sobra que no saben nada
aunque han llegado de lejos como llegan los fríos.
De súbito, cuando entran en la escena,
se les ve enrojecer y el desprecio es un color
invisible y de su frente febril
nacen dos amapolas cortadas.

Los poetas no conceden credibilidad
a los búhos que se posan en los tejados en ruina.
Es más, los poetas se lavan la cara
con gotas de lluvia pasada la medianoche,
abren sus brazos a la melancolía
y se atreven a blasfemar dulcemente en silencio.
Son como son,
tan feroces incluso que duele advertir
su parsimonia en la barra vacía de los bares
frente a un vaso vacío de certidumbre y de menta.

Los poetas se quitan el polvo del blazer
con el dedo que falta, siempre, siempre
con el dedo que falta.

                               Hay días que, sin
los poetas, no tendrían remedio.
Los poetas benditos, los poetas malditos,
esos sí que experimentan unas ganas de morirse
locas.


Copiado de : 
"Tres inhalaciones" / Luis Miguel Rabanal
Amargord ediciones, Madrid 2014 
PVP: 12 €
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2 comentarios:

  1. Bien saben que los vasos se vacían con rapidez.
    Envidio la lucidez de los poetas.
    Besos

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  2. Me lo pido en el enlace.Gracias

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